Los ciclos deportivos siempre han respondido a variables que llevaron, al menos en los últimos 50 años, a que una o dos actividades tengan preeminencia sobre las demás. Esto es, la incorporación de más jugadores o su pérdida, según el lugar que se ocupe. Esa dinámica, tomando en amplitud a las disciplinas amateurs, no ha cambiado. Es en ese campo en el cual los dirigentes siempre han afrontado un desafío mayúsculo, por lo que deben trabajar fuertemente para mantener lo logrado y promover el crecimiento.
Este tema se relaciona directamente con declaraciones a LA GACETA de un dirigente del rugby infantil, Oscar Sáez, que puso de manifiesto que las divisiones menores están sufriendo una migración de jugadores. Sus palabras, avaladas por observaciones de la Unión de Rugby de Tucumán y de los clubes, dan cuenta de la baja en el número de fichajes. Este fenómeno, explican, tiene múltiples causas, entre ellas la creciente popularidad de otras disciplinas, como el mountain bike, el senderismo y el fútbol amateur.
También se aducen otras cuestiones a tomar en cuenta y que explicarían en parte esta migración. En ese aspecto, se asegura que Tucumán ya no es una plaza rugbística con la visibilidad que tenía antes. La falta de un estadio en condiciones que impide visitas importantes como la de Los Pumas es una de ella. Otro factor que parece dificultar la captación de chicos es la imagen de deporte “peligroso” por su alto grado de contacto físico.
Esto de la migración deportiva de los chicos no es un tema inédito, pero sí requiere de atención. A su tiempo le pasó por ejemplo al básquet, al automovilismo, al pádel, al voley y al tenis. Incluso el hockey está sintiendo una merma de fichajes. Y si bien se hicieron muchos esfuerzos para detener el proceso, no siempre se tomaron las mejores decisiones. Estas realidades vividas por deportes de raigambre popular deben servir de aprendizaje.
Todo esto sin olvidar que también pueden estar incidiendo otros factores, como los sociales, económicos y culturales. En estos ítems se entiende que los cambios de paradigma en los comportamientos requieren de atención, estudio y capacitación para ser abordados.
Siempre será fundamental generar fuentes de estímulo para que las nuevas generaciones se sumen a las tradiciones que se transmiten desde sus padres y abuelos. Siempre será relevante poner énfasis en que el deporte resulta un beneficio de alcances amplios en la formación personal.
Lo que vive hoy el rugby tucumano es un llamado de atención que compromete a todos sus actores a redoblar esfuerzos. Lo dijo Sáez: “no hay estancamiento en el rugby infantil, sino que no ha crecido tanto como otros deportes en los últimos años”. La base de datos de la URT es de unos 2.500 jugadores entre todos los clubes, aunque la distribución dista de ser equilibrada.
Por ello asoma como primordial ya no sólo trabajar en la captación (sobre todo en los clubes que participan de los torneos de Desarrollo), sino en la contención de los chicos que están formando parte de las entidades que le pusieron el hombro a la iniciativa y trabajan en consecuencia por un mejor futuro. La luz de alerta está encendida y el deporte de la ovalada tiene la obligación de dar pasos que fortalezcan sus objetivos.